Muchas familias que aterrizan de nuevas en el mundo de las altas capacidades, como es lógico, desconocen los procedimientos necesarios a la hora de valorar a sus hijos por posibles altas capacidades.
En esta entrada no hablo de verdades sino de opiniones y puntos de vista personales, vividos personalmente y de forma cercana.
En primer lugar, depende de la comunidad autónoma donde se resida, pues los trámites no son iguales en toda España.
A veces, me preguntan familias si mejor evalúan a sus hijos a través del colegio, y con esto me refiero a través de los EOEP, o mejor se gastan el dinero en un gabinete especializado privado.
Es difícil dar una respuesta acertada, porque siempre digo que depende de los casos. En primer lugar, la vía adecuada sería a través del colegio, pues una evaluación psicopedagógica efectuada a través de los Equipos de Orientación es un derecho, es gratuita y además es la que sirve para que en el colegio den al alumno la atención educativa necesaria.
Sin embargo, demasiadas veces las familias se encuentran con obstáculos a la hora de solicitarla. En Madrid, por ejemplo, la familia no puede ir a pedir una evaluación, ya que es el tutor el que debe de determinar la necesidad o no de evaluar. Si bien es cierto que este trámite se está modificando para que en el futuro las familias puedan solicitar las pruebas con independencia de que el tutor lo vea o no lo vea, hoy por hoy no es así, y en muchos casos lo que juega un factor decisivo es la voluntad por parte del profesorado y del colegio.
Otro obstáculo con el que se encuentran las familias que evalúan a sus hijos a través de los EOEP es que muchas veces, los evaluadores no tienen la experiencia ni la pericia para pasar las pruebas adecuadamente, además de otros factores como el ambiente, el tiempo y el estado de ánimo del alumno evaluado. Estos factores han de ser tenidos en cuenta, porque si el niño no coopera, los resultados no se corresponden con su desarrollo cognitivo real.
Pero este supuesto es para aquellas familias que no se han encontrado con la barrera de evaluar en el colegio. A veces la primera es el propio centro, que no quiere evaluar, que no lo ve, que exige un rendimiento académico destacable para poder considerarlo como posible alumno de altas capacidades, entre otros mitos y estereotipos demasiado arraigados en el ámbito educativo y también fuera de él.
Mi experiencia al respecto es que no le hubieran evaluado a mi hijo si yo no hubiera llevado un informe privado, a pesar de que desde los 3 años, en general, todos los profesores estaban informados de las sospechas de altas capacidades. De hecho, al acabar Educación Infantil el año pasado, fue la tutora la que me recomendó evaluarle, lo que me daba a entender que desde el colegio no lo iban a solicitar. Cuando por fin les llevé el informe privado, me dijeron que por qué no lo había solicitado al colegio, que se lo hubieran hecho y gratis, y que el EOEP estaba muy ocupado y hasta final de curso como pronto no podrían ver a mi hijo para pasarle las pruebas de contraste. Mi sorpresa fue que en diciembre ya nos citaron, debido a la urgencia, pues mi hijo presentaba muchos problemas en el colegio, que acabó con un diagnóstico de depresión y ansiedad.
Lo curioso es que en el cuestionario hecho a los profesores (los de este año de 1º de Primaria), los resultados eran bajísimos, con lo que de ser por ellos, no habrían propuesto evaluación alguna (el factor desmotivación, hastío y desidia total hacia lo escolar fue determinante en su percepción sobre mi hijo).
Por otro lado, en nuestro cole, el orientador, cuando evalúa por AA.CC. siempre deja a los niños con un CI de 128 ó 129 para descartarlo, pues he conocido familias que han pasado por esto, y después en la evaluación externo han dado el perfil sobradamente. En nuestro caso, como sabían que cambiaríamos de colegio en septiembre, supongo (que ya es mucho decir) que no les afectaría hacer las cosas bien pues ellos no tendrían que atenderle.
Obviamente no todos los departamentos de orientación y EOEP funcionan así, pero hay que sondear muy bien al colegio, para saber si realmente están implicados con sus alumnos, y que por lo tanto, quieran hacer las cosas bien. Otras veces, sin embargo, puede haber implicación pero muy poca experiencia.
Así que hablemos ahora de los gabinetes privados. Lo suyo es acudir a un especialista en AA.CC, pero ojo, que especialista no significa que tenga que tener un determinado prestigio, sea conocido a nivel nacional o tenga precios competitivos. En ocasiones, nos encontramos con muy buenos profesionales que tienen una consulta pequeña, pero muchos años de experiencia y una ética intachable, lo cual es mucho más importante que las terapias o cursos que posteriormente quieran ofrecer a las familias una vez evaluados.
Ciertamente, las evaluaciones privadas suponen un coste elevado para la familia. Pero a veces realmente es necesario, sobre todo ante la negativa de algunos centros escolares. Porque hay dos cosas por las cuales las familias necesitan saber si su hijo tiene o no altas capacidades. En primer lugar, poder entenderle, para poder apoyarle y ofrecerle aquello que necesita, y en segundo lugar, obviamente, poder recibir el apoyo educativo específico. Una evaluación privada suele constar de varias baterías de tests psicométricos y aptitudinales, pero además, incluyen datos observacionales, producciones facilitadas por la familia, perfil emocional y social, estilo de aprendizaje, rasgos de personalidad, etcétera. Con lo que más importante que saber el CI o el percentil del niño, los datos cualitativos que aporta son mucho más importantes, así como las medidas orientativas planteadas, tanto para la familia como para el colegio.
Y es que aunque el colegio no quiera aceptar ese informe externo, para la familia ya supone un primer alivio, que es saber cómo es su hijo, cómo aprende, cómo se relaciona con el mundo, y qué medidas se pueden tomar desde el seno familiar para ayudarle, etc. Por regla general, aunque en la mayoría de centros no acepten un informe externo sin más, sí que les sirve para meter presión y pedir una valoración de contraste. De hecho, se puede escribir dicha petición con registro de entrada, sellado en secretaría, y el colegio, en un plazo de dos meses, debe de haber dado una respuesta.
En otros casos, los aceptan debido a que sus EOEP están saturados, y hasta lo agradecen. Lo ideal sería no tener que pagar por algo que debería de ser gratuito, pero a veces, es necesario, y si al menos lo consideran, es positivo que le den la validez que tiene, puesto que la diferencia entre un gabinete privado y el EOEP suele ser de índole burocrática, no porque los gabinetes externos inflen el CI para contentar a las familias, ya que una evaluación mal hecha puede acarrear graves consecuencias en el menor, y los psicólogos, al igual que otros profesionales, tienen un código deontológico que cumplir. Como en todas las profesiones, los hay mejores o peores, pero vamos a pensar en que se actúa siempre desde la ética y desde el buen hacer.
Otra opción en el ámbito privado es solicitar una prueba de screening. Esto es un test breve de inteligencia, tipo RIST (el test abreviado de Reynolds) o K-Bit (el test abreviado de Kaufmann), junto con un cuestionario de aspectos cualitativos para los padres. Es una alternativa mucho más económica. Si el resultado apunta a AA.CC se recomienda hacer la evaluación completa. Y también sirve dicho screening para presionar al cole para solicitar la evaluación al EOEP. Por norma general, los resultados obtenidos coinciden posteriormente cuando se realiza la valoración completa.
Otra opción en el ámbito privado es solicitar una prueba de screening. Esto es un test breve de inteligencia, tipo RIST (el test abreviado de Reynolds) o K-Bit (el test abreviado de Kaufmann), junto con un cuestionario de aspectos cualitativos para los padres. Es una alternativa mucho más económica. Si el resultado apunta a AA.CC se recomienda hacer la evaluación completa. Y también sirve dicho screening para presionar al cole para solicitar la evaluación al EOEP. Por norma general, los resultados obtenidos coinciden posteriormente cuando se realiza la valoración completa.
En nuestro caso, evaluamos por privado para ganar tiempo, ya que habíamos perdido dos años valiosos en Infantil, cuando lo ideal es que hubiera podido incorporarse antes a Primaria. Los trámites son lentos, y entre que se solicita evaluación, evalúan, emiten el informe y empiezan a atender, puede pasar mucho tiempo, y hay niños que necesitan una atención inmediata que no puede demorarse en tiempo para no seguir perjudicando al mismo. En nuestro caso, su salud física y mental se estaba deteriorando a pasos agigantados, y esto no es admisible. En septiembre esperamos empezar ya con adaptación y plantear la flexibilización, pues este curso tiene los días contados y si hasta ahora no han hecho nada, los pocos días que quedan, menos aún.
Por último, hay familias que opinan que los informes externos no tienen ninguna validez. Seguramente su experiencia negativa al respecton les haga ser reacios a utilizar los gabinetes privados. Pero probablemente como mínimo les ha servido para conocer mejor a sus hijos. Y en cualquier caso, siempre hay trámites para reclamar que tengan en cuenta dichos informes, ya que por ley, se deben de tener en cuenta, con lo que no hay que quedarse con la primera respuesta negativa por parte del colegio y agotar todas las vías de comunicación posibles, y de ser necesario, acudir a Inspección Educativa, que también tiene como misión velar para que los centros educativos operen conforme dicta la Ley.
En un par de semanas tengo intención de publicar los resultados de una investigación que he llevado a cabo sobre la importancia de la atención y evaluación en edades tempranas (Educación Infantil) así como una entrevista realizada a un psicólogo especialista en AA.CC. Lamentablemente hasta no recibir aprobación por parte del Tribunal, no puedo hacerlo público, ya que podría plagiarme a mí misma.